lunes, 20 de septiembre de 2010

Valor nutritivo y seguridad de los productos congelados II

Influencia de la tecnología de la congelación

Siguiendo en la línea del post anterior y en cuanto a la velocidad de congelación, si comparamos la congelación lenta, como la que puede realizarse en el hogar durante toda una noche, con un sistema de congelación rápido o ultrarrápido, no se observan pérdidas en frutas como las manzanas o las naranjas y en vegetales como el brócoli. Sin embargo, en las espinacas la reducción puede ser cercana al 50% si la congelación es del tipo doméstico.

De la misma forma, cuando la conservación se hace en condiciones en las que se permiten fluctuaciones importantes de la temperatura, se consigue una reducción en la concentración de folatos. Como se puede apreciar, se produce una diferencia entre lo que podríamos considerar la seguridad del producto y la calidad de sus nutrientes, lo que podría derivar en problemas de carencias si el mantenimiento y consumo no son los adecuados.



En realidad, la tecnología de congelación más adecuada se encuentra, hoy en día, en las industrias especializadas. En este tipo de empresa, la materia prima empleada es fresca y de elevada calidad. En consecuencia, se congela un producto fresco en óptimas condiciones, lo que permite que la composición nutricional sea máxima. Al congelar deprisa y a muy baja temperatura, se mantienen los nutrientes esenciales intactos.

Sin embargo, cuando la congelación es doméstica, se produce un empobrecimiento de los alimentos, lo que nos lleva a una merma nutritiva. No obstante, muchos consumidores compran productos frescos que luego se congelan lentamente. Es en este punto donde al alimento perderá poder nutritivo.

Por tanto, si se desea consumir producto congelado, lo mejor es proceder a su compra ya congelado y no procesarlo en casa, lo que indudablemente podrá redundar en una mejora de la calidad de la dieta.

Una vez que se produce la congelación rápida, la concentración de los folatos permanece constante durante más de 12 meses, por lo que este sistema de congelación no es sólo un buen sistema de conservación, sino que además mantiene las condiciones nutricionales del alimento intacto.

Fuente: Consumer.es

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